ENTRETENERSE APRENDIENDO

La creación de este blog es para pasar un rato entretenido conociendo personajes, casos y cosas curiosas o peculiares

La vejez es la pérdida de la curiosidad -José Martinéz Ruiz -Azorin-





domingo, 21 de diciembre de 2014

EL PIRATA VA EL NORTE-- CUENTO DE NAVIDAD


               El pirata Manga Corta, no era nada especial, o sea como pirata no destacaba en nada, era

como todos los que conocemos, le faltaba un ojo, una pierna y medio brazo, el ojo lo tapaba con un trozo de trapo negro, la pata era de palo y el medio brazo era de hierro terminado en un garfio, tenía una espesa barba, siempre llevaba un sucio pañuelo anudado a la cabeza y encima un sombrero con dos huesos de la tibia cruzado y una calavera , total un pirata del montón, como hay muchos.
Su cacatúa  Mariana muchas veces le había dicho al oído que debía renovarse, que con su viejo barco le era imposible surcar los mares, ya que hasta las olas se reían de él,..

Pero Manga Corta ( así llamado por su medio brazo) en el fondo era un conservador sentimental, tenía grandes tesoros guardados de los buenos tiempos, cuando su nombre se oía desde uno al otro confín del mundo, pero ahora con su barco  no podía dar caza a los que surcaban la mar y mucho menos pensar en llegar a los lugares a donde antes saqueaba los tesoros, su tecnología se había quedado obsoleta. o sea out, o sea vieja,.. pero se negaba a escuchar las recomendaciones de su cacatúa Mariana.

 Ella si estaba al día de todo lo que había avanzado la tecnología y ya poseía un teléfono de última generación con el que hacía hermosas fotos las cuales mandaba a toda la población "cacatuense" y recibía de ellos también gran cantidad de preciosas vistas de lugares muy remotos, tan remotos que incluso él nunca habría soñado llegar en sus escaramuzas por el mundo cuando surcaba los siete mares.

La cacatúa se acerco a él y le mostró en su teléfono unas fotografías de unos paisajes que Manga Corta dudó que existieran se trataban de: llanuras blancas surcadas de arboles donde sus ramas también eran blancas, pequeñas casitas con chimeneas de donde  salía humo  salpicaban aquel delicioso paisaje.

-¡Ah! no te creo, este paisaje no existe, de ser así yo habría dado en mis viajes con él.

- Tu no has dado con él por que jamás has llegado tan al norte (no creáis que la cacatúa dijo este párrafo tan claro y seguido, lo dijo en plan cacatúa) y además estos paisajes son de montañas donde las nieves son casi perpetuas y ahora que es invierno la nieve llega a las llanuras y cubren los árboles y los tejados de las casa. Por supuesto otra vez a Manga Corta le costó entender a Mariana ya que su forma de hablar no era la de un locutor de radio precisamente.

-No puede ser, sigo diciendo que miente...

-Ya te estas haciendo viejo hace mucho que no viajas, creo que es hora de hacer un viaje hacía el norte.
-Pero mi barco, ya no pude hacer un viaje tan largo.
-Quien ha hablado de tu barco, tampoco sabes que existen los aviones?

Dicho y hecho la cacatúa bajo a la bodega donde Manga Corta escondía sus tesoros y rebusco entre ellos eligiendo varias piezas de mucho valor y se fue a casa de Ojo de Primera a cambiar por dinero las piezas. Ojo de Primera, era un prestamista y cambista de muy mala reputación, pero Mariana tenia que comprar los billetes de avión y además por muchos años que viviera Manga Corta no le alcanzaría para gastar todos los tesoros que tenía en la bodega.

-Aquí te traigo esto para que lo cambies por monedas de uso legal y  que me servirá para marcharnos de viaje.

Ojo de Primera se puso una lupa en el ojo y comprobó la calidad de las piezas, y abriendo un cajón saco un buen puñado de billetes. La cacatúa los vio y no se movió de donde estaba, mirando al prestamista, enfiló su pico hacía la calva cabeza de Ojo de Primera, pero antes de que lo clavara en la cabeza "bola de billar" el ladino prestamista volvió a abrir el cajón y saco un montón mucho mas considerable que el anterior.

Mariana asintió y salió de la tienda.

Manga corta jamás habían comprado un billete de avión y menos se había subido a uno de ellos, pero comprendió que ya era hora, pronto cumpliría los 100 años y hasta ahora no había sabido que había otros paisajes muy distintos a los que él había visto durante sus viajes.
No fue fácil para un viejo pirata y una cacatúa conseguir realizar un viaje tan diferente a los que acostumbraban, hubo que comprar ropa adecuada para Manga Corta visitaron distintas tiendas y, las vestimentas  no le servían ya que se encontraban con que les sobraba una pierna en el pantalón y una manga en los brazos., decidieron arreglar el problema con unas tijeras. No iban a perder el viaje por semejante tontería.
Una vez arreglados distintos problemas de índole domestica Manga Corta y Mariana, tomaron un avión que les llevaría al Norte.

Ya en el avión Mariana se puso muy nerviosa, tenia miedo, y eso le llevo a revolotear por todo el avión provocando la histeria entre algunas señoras. Una de ellas enarbolando un zapato persiguió a Mariana hasta donde se encontraba Manga Corta que dio un respingo y encolerizado dijo:
-¡Maldita cacatúa!
La señora que perseguía a Mariana freno en seco y con furia incontenible le soltó un zapatazo en toda la cabeza a Manga Corta, pero antes le dijo:
-¡Cacatúa lo será su abuela,!
A Manga Corta no le dio tiempo a decirle que esto no iba dirigido a ella, si no a la cacatúa Mariana, después trató de ponerle el cinturón pero nadie había pensado en el tamaño de las cacatúas y por supuesto no sirvió de nada.
-Estate quieta ya, con lo que me ha costado tu billete y no estas en tu asiento, como se enfaden nos van a echar por la borda.
Mariana sonrió con una risa sarcástica-Tiene cien años y no sabe que de un avión no pueden tirar a nadie, esto no es tu viejo barco pirata-


Por fin llegaron al Norte.
-Sus expectativas quedaron más que colmadas, altas montañas cuajadas de hermosa nieve, extensas pradera y pequeños valles blancos, donde nadie aún había pisado y la nieve se conservaba como un gran manto digno  de un rey.
Mariana tiritaba de frío y eso que le habían adaptado un trajecito en una tienda de mascotas, pero claro no los había para cacatúas y  se tuvo que conformar con un traje de un perrito de lanas y no se ajustaba a su cuerpo.
-Tengo frio! se quejaba Mariana.

-Pues por aquí cerca no se ve ningún lugar donde podamos guarecernos, busquemos, no seas quejica.
Anduvieron perdidos y pronto la luz dio paso a las sombras. Desesperados, helados y hambrientos estaban cuando a lo lejos vieron lucir una pequeña fogata.

-Mira allí...es fuego alguien debe de estar cerca de él.

Anduvieron bastante tiempo por esos hermosos y helados prados, al ir acercándose al fuego se fueron haciendo visibles distintas figuras humanas, algunas estaban de pie y otras arrodilladas, se acercaron más y llegaron a la entrada de una choza, dentro vieron un niño recién nacido, tan hermoso
que Manga Corta se emocionó tanto que hasta los mocos se le cayeron.
Mariana se posó sobre el hombro del viejo pirata y miraba maravillada aquello, el niño envuelto en pajas sonreía y junto a él sus padres, un mula y un buey le procuraban con su aliento un poco de calor.
Todas las personas que allí se encontraban llevaban en sus manos algún humilde presente y todos sonreían felices ya que había nacido el Niño Dios.
Manga corta se arrodilló delante del niño y como no llevaba ningún regalo se quito su pañuelo de bucanero y lo puso sobre los pies de él, este sonrió.
Una gran estrella de posó sobre la choza, indicando que Jesús había nacido.

Ya en el pueblo Manga Corta le decía a Mariana.

-Ha tenido que ser un sueño, Jesús nació en Belén y allí no hay nieve, en los belenes que yo he visto la nieve era harina.

-No, no ha sido un sueño, en muchos pueblos cuando se celebra la venida del Niño Dios, los lugareños lo celebran recreándolo y para eso todo el pueblo se viste como en la época de la venida y hacen lo que llaman un Belén viviente, eso es lo que hemos visto.

-Pues te doy las gracias por traerme al norte, este año mi Belén ha tenido nieve de verdad y ha sido lo más hermoso que mis ojos hayan visto y eso que en mis cien años yo creía que lo había visto todo.

-Sabes Mariana, el Norte no esta nada mal. ¡Me gusta!.

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