Corría nada más y nada menos que el año 1.250 cuando un altanero caballero, dueño y señor del castillo de Villars-les -Dombes cercano a la población de Lyon (Francia) se vio en en la necesidad de dejar en su castillo a su pequeño hijo jugando con su lebrel de nombre Guinefort, el caballero partió confiado, ya que fiaba mas en su perro que en sus vasallos.
Cuando regresó, el perro le recibió muy contento pero el caballero reparó que la boca del lebrel estaba llena de sangre. Desesperado comenzó a llamar a su hijo, mando a sus vasallos buscar por el castillo y alrededores y el mismo se puso al frente de la búsqueda .Después de una larga jornada y al no encontrar a su hijo el caballero dio por seguro que no había podido ser otra cosa que la confianza que había depositado en Guinefort fue un error.Su ira y su coraje le hizo apalear a su mascota y después terminar con su vida cuando le atravesó su espada.
Pasado un tiempo oyó llorar... corrió hacía donde se oía el lloro y quedó perplejo cuando vio a su hijo sano y salvo y a su lado el cuerpo muerto y ensangrentado de una víbora. El lebrel la había matado y así salvó de una muerte segura al niño. La sangre en su boca era la prueba de que Guinefort no había defraudado a su dueño y había cuidado al niño como su amo espera de él.
Arrepentido el caballero mandó enterrar al Guinefort en un pozo, levantó un túmulo y lo rodeó de arboles, y todo lo hizo en honor a aquel buen lebrel que aún cumpliendo los deseos de su dueño tuvo una muerte tan cruel.
La historia de Guinefort se propagó y pronto la tumba del perro empezó a ser concurrida por muchos padres y familiares de niños enfermos.La tumba se convirtió en lugar de peregrinaje y las gentes allí empezaron a llamar al lebrel como Saintt Guinefort, nombrandole patrón de los niños.
Este culto pese las prohibiciones de la Iglesia Católica que en la época de la inquisición excomulgaba a los practicantes y que jamas reconoció sus santidad se extendió hasta 1930.
Historia increíble pero cierta, hasta bien poco en la "civilizada" Europa se adoraba a un perro como santo para que interceptara en el cielo para la sanación de los niños.
sábado, 15 de noviembre de 2014
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muy bonito, tu por lo menos mueves el blog de vez en cuando, yo estoy floja del to me alegra este bien, un beso
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